lunes, 21 de septiembre de 2015

Iron Maiden - The Book Of Souls

 
Que Iron Maiden publique un disco es ya en sí un acontecimiento que sacude el mundo del heavy metal. Meses antes de que el disco vea la luz ya corren ríos de tinta virtual en foros y se pueden leer opiniones de todo tipo sin haberlo podido escuchar todavía, y es que la banda de heavy metal más conocida del mundo (con el permiso de Judas Priest) genera expectativas y emociones sólo con que ellos muevan un dedo. Su decimisexto álbum de estudio, The Book Of Souls ha dado más que hablar que nunca y uno de los motivos fue el anuncio del cáncer de lengua que padeció Bruce Dickinson y que mantuvo a los fans de la Doncella en vilo hasta que por fortuna se pudo confirmar que el vocalista estaba curado. No hay que olvidar que Dickinson grabó el disco padeciendo dicha enfermedad pero que para nada afectó a su capacidad vocal. Ahora que ya está recuperado y ha pasado por el tratamiento, los fans de Iron Maiden respiramos tranquilos. Otro factor que ha dado que hablar era la dirección musical que iba a tomar el grupo en este disco, ya que su anterior trabajo, The Final Frontier, no agradó a muchos y han tenido 5 largos años para preparar un disco que saciara la sed de unos fans con ganas de algo nuevo, y vaya si lo han conseguido. The Book Of Souls es un álbum muy trabajado, lleno de detalles y con reminiscencias a su época ochentera con riffs pegadizos y momentos muy épicos. Pero también hay que decir que estamos ante una obra a la que hay que dar varias escuchas para poder apreciar todo lo que contiene, no hay que olvidar que estamos ante el disco más largo de la carrera de Iron Maiden con una duración de aproximadamente hora y media y el primer disco doble de su historia sin contar sus directos publicados. Así pues hay que armarse de paciencia, pues The Book Of Souls no es un disco que nos entre en su primera reproducción, pero en cada escucha va ganando puntos hasta terminar enamorando al oyente. Como ya es costumbre, el disco ha sido producido por Kevin Shirley en los Guillame Tell Studios de París.

Lo primero que resaltar del disco es su portada, algo que en Iron Maiden es siempre un elemento más del álbum (y que por desgracia cada vez las bandas van dejando de lado) y donde no falta la presencia de Eddie, mascota de la banda, icono del heavy metal y un miembro más por derecho de Iron Maiden. En esta ocasión se nos presenta como un chamán o brujo de las culturas precolombinas o indias, con un aspecto que le queda bastante bien y su eterna mirada enfurecida. Sin embargo, ese fondo negro estropea la portada, si le hubieran añadido una pirámide maya, una selva o algún que otro detalle la portada sería espectacular. Todo lo contrario que el interior del libreto, uno de los mejor trabajados de la historia de Maiden y una razón de peso para comprar el disco (sea en el formato que sea, CD, digipack o vinilo) donde encontramos ilustraciones de Eddie (esta vez mucho mejores, alguna pudiendo haber sido la portada) y fondos con elementos mayas/incas que hacen que leer las letras u ojear el libreto sea una experiencia más (con cosas así da gusto comprar un disco) Mark Willkinson, creador de la portada y las ilustraciones, ha hecho en general un buen trabajo.

Pasando ya a las canciones, el disco 1 abre con If Eternity Should Fail, un corte que hace poco Dickinson confesó tener guardado para un futuro disco en solitario pero que Steve Harris le convenció para que estuviera en The Book Of Souls, y menudo acierto, sus más de 8 minutos son épicos, empezando por la pequeña introducción cinematográfica con Dickinson cantando a capella las primeras estrofas con un tono oscuro y casi mágico que da paso a toda la artillería de Maiden: guitarras dobladas creando un riff poderoso, las ya conocidas cabalgadas de Harris y Niko McBrain llevando el ritmo. El tema comienza lento pero machacón, resaltando ese halo épico que desprende la canción y ya pasando la mitad de su duración acelera un poco mostrando al trío de guitarristas dando sus mejores punteos y melodías. El final del tema con esa voz en off oscura al principio descoloca pero uno se acaba acostumbrando a ella. El estribillo es fácil de recordar y seguro que en los directos da mucho juego (de hecho no sería de extrañar que empezaran con esta canción) y su temática sobre el final del mundo llena de misticismo la convierte en una canción genial, una delicia.

Speed Of Light fue el single elegido por la banda y es sin duda el corte que más fácil se digiere, con esa base hard rockera que siempre es bienvenida, el grito inicial de Dickinson que demuestra que todavía puede alcanzar sin problemas registros agudos y las guitarras rápidas que nos van transporando durante toda la canción. Los que añoraban la etapa ochentera verán en esta canción sus deseos cumplidos. Los solos de guitarra son lo mejor del tema. Creo que desde Brave New World no habían lanzando un single que me convenciera y me enganchara tanto. En directo va a ser un bombazo.

The Great Unknow es una de esas canciones a las que hay que darle tiempo para que terminen convenciendo ya que aquí comienza a mostrarse el lado más complejo y experimental que Iron Maiden nos ha ido mostrando en sus últimos años. Su comienzo con el bajo tomando el control absoluto y las guitarras límpias y tranquilas junto a Dickinson cantando más cómodo se contrastan con los cambios de ritmo que va mostrando la canción, con las guitarras ya distorsionadas y registros más agudos que terminan con la explosión de los solos de guitarra que se van sucediendo conforme avanza la canción. Al final la canción regresa a su estado inicial volviendo a la tranquilidad.

The Red And The Black sorprende nada más escucharla. Puede que sus trece minutos de duración asusten pero se pasan volando. Su introducción con instrumentos acústicos, algo que a priori puede descolocar, nos llevan directos a una sucesión de riffs y cabalgar de bajo de Harris que nos hace sonreír y encontrarnos con los Iron Maiden de siempre haciendo alarde de su sonido más clásico. Las guitarras van cabalgando junto al bajo mientras otra hace el punteo principal acompañado por la voz de Dickinson desembocando en un estribillo con un coro que nos recuerda al de Heaven Can Wait y que si se toca en directo va a ser toda una fiesta. Luego nos topamos con unos minutos instrumentales donde se ve un ir y venir de cambios de ritmo, sucesión de solos y melodías que nos van acompañando hasta el final de la canción con el retorno de las voces y el estribillo coreable. Una canción de sobresaliente, de esas que te pones varias veces seguidas para volver a apreciar algunas partes o descubrir nuevas y donde Iron Maiden nos invitan a sentarnos cómodamente en nuestro asiento favorito y disfrutarla sin pensar en otra cosa. Algunos acusarán que esta canción tiene exceso de minutaje, y puede que en algún momento lo parezca, pero repito, tras varias escuchas el tema se pasa volando.

When The River Runs Deep nos trae de retorno el lado más heavy del grupo con guitarras mordedoras, solos rápidos, Dickinson luciendo sus registros más agudos, la contundencia a la batería de Niko y en general una canción entretenida que aunque algo desapercibida en el disco logra su objetivo.

The Book Of Souls es mi canción favorita de todo el disco, rodeada en todo momento por una atmósfera de misterio y solemnidad, desde su comienzo con la guitarra española relajando al oyente para pasar a un riff de guitarra con aires orientales que simplemente me encanta y un teclado. De nuevo Dickinson saca sus mejores registros para cantarnos de forma magistral y épica, sobretodo a la llegada del estribillo, que corona la canción de forma épica. Justo a mitad de canción la música se acelera para dar paso a la parte más heavy del tema, con unos solos de guitarra impresionantes (el trabajo de Smith, Murray y Gers en este disco es impecable) y con McBrain marcando el ritmo y aportando su genialidad tras los parches. 10 minutos de canción sin desperdicio alguno. Si este tema lo hubieran firmado en los 80, ahora sería una pieza que todos los fans pedirían en los directos. 

Llega el turno del segundo CD que abre con Death Or Glory, un corte de heavy metal clásico que contrasta ante tantas piezas más complejas y nos regalan algo más simple pero efectivo y carne de cañón para sus futuros directos. Una pieza más amena y que de nuevo aporta elementos ochenteros para aquellos que buscan el lado más básico de la Doncella.

Es inevitable que al incio de Shadow Of The Valley no pensemos en el riff principal de Wasted Years y es que son prácticamente iguales. No se sabe si la propia banda ha decidido hacerse un auto homenaje, un guiño o simplemente pura casualidad, pero desde luego llama la atención. El resto de la canción pasa a ser cosa diferente, un medio tiempo con base heavy y con el clásico cabalgar de las guitarras y bajo y con Dickinson cantando a placer. De nuevo un corte muy básico y algo repetitivo pero que funciona y a la larga convence y parte de ello es gracias a las melodías de las guitarras y el riff principal.

Tears Of A Clown es un tema dedicado al malogrado actor Robin Williams y su trágico final a través de una canción emotiva pero muy heavy en su estructura y estribillo fácil. La canción puede resumirse con una de las frases de la canción: "Who motivates the motivator?" Estamos ante el tema más corto del disco (5 minutos), y es que el segundo CD del disco, exceptuando la canción final destaca por contener piezas más breves y directas. 

The Man of Sorrows es de todo el álbum la que menos me ha convencido. Su composición melódica, y nostálgica no termina de engancharme pese a que Dickinson la borda. Pese a comenzar siendo una balada, luego se acelera para traernos una estructura más oscura con presencia del teclado (muy presente en todo el disco el uso de teclados por cortesía de Michael Kenney) y las guitarras que juegan un gran papel con ese sonido nostalgico que tiene hasta partes que recuerdan al blues. Una canción pasable y algo desapercibida en el disco que saca el lado más experimental de Maiden.

El apoteósico final nos llega con Empire Of The Clouds, la canción más larga hasta la fecha de Iron Maiden, 18 minutos donde Bruce Dickinson toma el timón (su segunda canción íntegra en este disco, algo que no hacía desde Powerslave)  para narrarnos la trágica historia del R101, un dirigible británico de enormes dimensiones que terminó por estrellarse en Francia tras una terrible tormenta. Se nota que Bruce, siendo piloto la historia le toca la patata y firma una canción llena de sentimiento. El tema en sí es un capricho que se toman Iron Maiden, ya que se alejan del heavy metal para ofrecernos un corte con presencia de piano y violines en su inicio (algo hasta ahora nunca visto y ojo, que es el propio Bruce quien toca el piano, otra cosa más a añadir en su largo currículum) La canción comienza muy lenta y poco a poco va subiendo la intensidad, con la inclusión de guitarras en un segundo plano acompañado al piano y con Dickinson creciéndose vocalmente poco a poco hasta llegar al clímax donde la batería y las guitarras cobran fuerza tocando el riff principal de la canción y pasando a una explosión musical que me recuerda a bandas como Queen u otras de rock progresivo de los 70 como Yes, Jethro Tull o Uriah Heep. Tras esa orgía musical vuelve la voz de Dickinson y vuelta del piano como protagonista para seguir narrando la historia que llega a su momento cumbre, con el piano y las guitarras simulando la tormenta y el fatídico desastre. La parte final simplemente consigue poner los pelos de punta en una pieza que roza lo operístico. El fan más conservador de la banda puede que rechace esta canción, la encuentre larga o simplemente, al no ser heavy metal despotrique contra ella. Si por el contrario estás más abierto al sonido que nos traen, te aconsejo que la escuches, cierres los ojos y te dejes llevar por la historia. Temazo donde Iron Maiden nos enseñan que están más allá de etiquetas. No son sólo la banda más grande que ha dado el heavy metal, también son capaces de parir canciones como estas sin despeinarse.

En resumen The Book Of Souls es el mejor disco que han editado Iron Maiden en años, superando para mí sus dos discos anteriores y recuperando elementos de sus años dorados pero sin soltar este nuevo sonido que han ido desarrollando desde la reunión allá en el 2000. Un disco lleno de matices, que gana con las escuchas y que contiene canciones que son verdaderos himnos. Para los que siguen echando pestes de esta etapa, simplemente decirles: Cuando no han dejado Iron Maiden de innovar? lo llevan haciendo toda su carrera, o acaso no existen diferencias entre su primer disco y el Piece Of Mind, o entre el Powerslave y el Somewhere In Time o el Seventh Son Of A Seventh Son? o esos entre el X Factor? Iron Maiden han evolucionado desde siempre, nunca han pensando en ir por la vía fácil o sacar discos iguales. Algunos gustarán más, otros menos, pero lo que está claro es que Iron Maiden no se queda en los clichés o se acomodan en un sonido. Y prueba de ello es este libro de las almas que muchos ya colocamos entre lo mejor de su más reciente historia y una joya en su discografía. 

Discográfica: Parlophone Records

Formación:

  • Bruce Dickinson - Voces, piano
  • Steve Harris - Bajo, teclados
  • Dave Murray - Guitarra
  • Adrian Smith – Guitarra
  • Janick Gers - Guitarra
  • Nicko McBrain - Batería

Tracklist

Disco 1
  1. If Eternity Should Fail
  2. Speed Of Light
  3. The Great Unknown
  4. The Red And The Black
  5. When The River Runs Deep
  6. The Book Of Souls

Disco 2
  1. Death Or Glory
  2. Shadows Of The Valley
  3. Tears Of A Clown
  4. The Man Of Sorrows
  5. Empire Of The Clouds
Puntuación: 8.75/10

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